domingo, 5 de abril de 2009

Aprovechando el colapso automotriz



La crisis económica estadounidense que surgió en el sector privado y que hoy clama por ayuda del sector público ha pasado del rubro inmobiliario para luego reflejarse en la caída sostenida y generalizada de los distintos índices bursátiles para asentarse en el poderoso sector automotriz norteamericano.

Las empresas que en menor medida han sabido prever la crisis y tomar los recaudos para el impacto que la misma tendría en sus finanzas son General Motors y Chrysler, las cuales han sido forzadas a que renuncie el CEO de la primera y la segunda a realizar una alianza estratégica con Fiat y Cerberus (un año atrás esto era inimaginable)

Es conveniente repasar algunas cifras del sector automotriz estadounidense, publicadas en el Reporte Económico del Presidente 2009 (Pág. 406):
  • Las exportaciones en 2007 fueron de 121.000 millones de dólares, cifra superior en 14.000 millones de dólares a las resultantes del año 2006.
  • Las exportaciones a septiembre de 2008 sumaron 94.500 millones de dólares y que de acuerdo a la tendencia existente superaría las exportaciones registradas el 2007.

Desde ese punto de vista la industria automotriz no tenía por qué tener algún tipo de ayuda gubernamental, ya que el problema viene fundamentalmente por la caída de las ventas internas de automóviles y la capacidad de esta industria de ajustar sus modelos a la caída del ingreso disponible de los consumidores y fundamentalmente sus costos de producción.

Sin embargo las pérdidas se han ido sumando y solamente la General Motors en los últimos cuatro años acumuló pérdidas por un total de 82.000 millones de dólares a tal punto que está agotando la ayuda recibida de 13.400 millones de dólares durante la presidencia de Bush, ahora está pidiendo prestado 9.300 millones de dólares con suma urgencia para evitar el descalabro.

Lo paradójico de esta situación es que el sector automotriz recibe fuertes ayudas del gobierno en los Estados Unidos, mientras que las industrias automotrices latinoamericanas como las de México, Argentina y Brasil sus ayudas han sido mínimas y están resistiendo a puro pulmón, aunque no se puede negar que han existido despido y cierre de fábricas, pero por lo visto que las estrategias criollas para mantenerse a flote están siendo más efectivas que las norteamericanas.





Es por ello que América Latina debe ser generadora de planteamientos para superar la crisis, ya que la inmensa literatura que se utilizan en las mejores escuelas de negocios de nuestra región es importada de universidades como la de Harvard. La oportunidad para repensar nuestra realidad económica inmediata nos la brinda la crisis actual y depende solo de nosotros el propiciar los espacios para el surgimiento de nuevas teorías y paradigmas de desarrollo que expliquen la alta dinamicidad en la cual nos desenvolvemos.