miércoles, 16 de enero de 2013

Del principio que motiva la división del trabajo


 
 
Ahora analizaremos el capítulo 2 de La Riqueza de las Naciones de Adam Smith donde se nos manifiesta que la natural propensión de los seres humanos a intercambiar voluntariamente una cosa por otra es la causa germinal de la división del trabajo, ya que el ser humano a diferencia de los animales decide cuándo, cuánto, dónde y con quien realizar sus transacciones comerciales.
Cuando las personas no consiguen obtener lo que desean en los procesos de negociación, son capaces de actuar de forma rastrera y con adulos. Esto solo sirve en algunos momentos, ya que las vidas civilizadas caracterizadas de codependencia, en donde para granjearse el favor de los demás, se apela al egoísmo de la otra parte haciéndole notar los beneficios que obtendría si realiza una negociación con nosotros.
Este elemento es esencial para entender la Riqueza de las Naciones de Smith, donde los individuos no apelamos a las conductas altruistas de las personas, sino a las ventajas que éstos obtendrían si realizan transacciones con nosotros. A muchos negociadores les va mal porque olvidan este punto que plantea Smith, ya que buscan solo ganar y ganar de forma incesante, olvidando que la otra parte debe ser seducida en base a una asimilación de las ganancias que obtendrían si realizan su respectiva transacción.
Para que la división del trabajo sea un proceso exitoso es menester que exista un adecuado desarrollo de las capacidades para realizar un oficio específico acompañado de la educación que le permita al joven una cualificación que exige el mercado en el cual cumplirá sus labores. En países como el nuestro tendemos a olvidar la formación técnica a nivel de la secundaria, siendo que es allí donde se comenzará a forjar personas con habilidades diferenciadas que irán desarrollando a lo largo de su vida.
Por ello es menester, desarrollar talentos, habilidades, saberes y competencias que se caractericen por la mutua utilidad para la sociedad en su conjunto. Este viene a ser uno de los principales desafíos que tenemos como sociedad del siglo XXI en Bolivia.
 
Jose Antonio Montaño Jordán


martes, 8 de enero de 2013

De la División del Trabajo






En 1776 Adam Smith publicó su controversial libro ‘Una Investigación sobre la Naturaleza y Causas de la Riqueza de las Naciones’ y desde ese instante hubo un antes y un después sobre la forma de interpretar la relación del hombre con su entorno económico, social y político.

El propósito tanto del presente como de los futuros artículos a ser publicados es formular una visión de la realidad económica de Bolivia utilizando la Teoría Clásica de Smith plasmada en cada uno de los capítulos de su Riqueza de las Naciones.

En su Libro I, Capítulo I, de la división del trabajo se nos plantea algo elemental para entender toda la realidad económica y es el hecho de que las sociedades logran destrezas, pericias, adelantamientos productivos solamente a causa de la división del trabajo.

Si bien Bolivia ha dado pasos importantes en cuanto a la división del trabajo, especialmente en la etapa posterior al auge liberal iniciado en 1985, todavía se sigue concibiendo profesiones extremadamente generales que no permiten una mejor cualificación en los procesos de producción, ya que muchas destrezas específicas necesarias para la generación de bienes y servicios competitivos no son adecuadamente desarrolladas por los mismos.

Muchas veces se considera a la división del trabajo como algo extremadamente obvio y por lo tanto le revisten escasa consideración. Tanto el fordismo como el postfordismo basaron sus procesos de producción en los principios esgrimidos por Smith y estos a su vez permitieron la evolución de una industria automotriz en todas partes del mundo.

Cuando en Santa Cruz se visitan talleres, pequeñas manufacturas, negocios, organizaciones, etc., se observa la baja productividad debido fundamentalmente a una ineficiente división del trabajo, porque al interior de la organización no se tiene una visión sobre el impacto positivo que tiene en su desarrollo.

Una baja productividad implica una mayor absorción de costo de mano de obra directa, menores márgenes de utilidad, mayores precios, por lo tanto pérdida de competitividad ante productos de empresas con mayor incorporación de los principios de la división del trabajo.

Sin embargo, existen críticas a estos planeamientos smithsonianos ya que plantea que cuando ‘un hombre tiene puesta toda su atención en un objeto solo está en aptitud más propia para descubrir los medios más oportunos y expeditos para tocar en el punto deseado, que cuando su imaginación se disipa con la mucha variedad de materia’ lo que en realidad está proponiendo es la deshumanización del obrero.

La Riqueza de las Naciones no está exenta de planteamientos que hoy en día han sido superados por la realidad en la cual se vive durante el siglo XXI, pero también es cierto que los fundamentos de la división del trabajo permitió esgrimir las bases de lo que sería la Revolución Industrial, la Edad Moderna y Contemporánea que hoy nos toca vivir.

Hasta el próximo capítulo …

 

El triunfo de las malas ideas


El triunfo de las malas ideas

La crisis económica en curso es un tema de todos los días en Estados Unidos y Europa principalmente, donde los letrados en economía, tratan de dar fórmulas cada vez más inverosímiles para salir de la misma.

En tal sentido, el periodo transcurrido desde el 2008 hasta la actualidad ha sido un verdadero laboratorio para el análisis de los ciclos económicos para todos aquellos que nos emocionamos al estudiar su evolución, causas y efectos a través del tiempo.

Continuamente se piensa que en Bolivia no existen buenos economistas que puedan dar soluciones de corto, mediano y largo alcance a los problemas estructurales que tenemos. Sin embargo la Ciencia Económica brinda interesantes respuestas, por lo tanto ¿dónde radica la dificultad?

Podríamos buscar chivos expiatorios en distintos lugares y con las más diversas características y colores, pero lo que sí podemos aseverar es que los encargados de tomar las decisiones económicas son los políticos en Bolivia y es allí donde muchos economistas se han movido en las antípodas de posiciones execrables, ya que unos son totalmente seguidores línea por línea del pensamiento oficialista y otros son irracionalmente contrarios a todo lo que haga el gobierno sea esto bueno o malo, dejando de lado lo que tendrían que saber.  En ese sentido, quien muchas veces paga las consecuencias, aunque ni se entera, es el ciudadano común que busca análisis interpretativos de una realidad económica que tiendan por lo menos a tener cierto grado de consistencia y que las mismas le sean significativas.

El 2009 un reconocido economista cruceño dijo que debíamos ajustarnos los cinturones, consumir menos para ahorrar más. El colega cometió algo conocido como la falacia de la composición, es decir, creer que lo que es cierto para una parte lo será para el todo. Si todos tratan de recortar sus gastos de consumo, el ingreso total disminuirá y por ende el desempleo aumentará. Ese mismo año, Lula da Silva alentaba a las familias brasileñas a no disminuir el consumo de bienes para no dañar la producción de bienes y servicios. ¿Notan la diferencia?

Hoy estamos en una etapa de crecimiento económico en Bolivia y se necesitan planteamientos serios, congruentes, pragmáticos y sostenibles desde todas las posiciones ideológicas, económicas y políticas para evitar a toda costa que las malas ideas triunfen o sigan triunfando.