La reciente visita de la secretaria de Estado de EEUU, Hillary Clinton, a China muestra la importancia estratégica que tiene China como tenedora de bonos del Tesoro de Estados Unidos, ya que durante las reuniones sostenidas entre la jefa de la diplomacia estadounidense y el canciller chino Yang Jiechi se garantizó la compra sostenida de bonos por parte de los chinos.
Esta compra de bonos permitirá financiar el plan de estímulo económico del presidente Barack Obama de $us 787.000 millones. En otras palabras, el éxito de toda la propuesta keynesiana de Obama depende de la buena voluntad china, la cual, a diciembre de 2008, tenía 696.200 millones en bonos de acuerdo con estadísticas oficiales.
Sin embargo, el tema no termina ahí, ya que la lucha por los derechos humanos en China ha sufrido un duro revés al no ser tema de conversación entre estas dos superpotencias debido a las molestias que estos pedidos causan en las altas esferas gubernamentales del país asiático. ¿Cuál es la clave de la negociación?: “Te doy dinero para el plan de rescate de tu economía –dicen los chinos-, pero cierras la boca en cuanto a lo que debo hacer con los derechos humanos en mi país”.
Esto generó una ola de críticas en instituciones pro derechos humanos en muchas partes del mundo donde se puso en entredicho la doble moral del discurso de Obama.Es la hora del pragmatismo en las relaciones internacionales de Estados Unidos, donde, por lo visto, se postergarán posiciones históricas con tal de que se obtengan réditos para salir de la crisis económica.
Pero aún hay más, ya que hace pocos días la misma secretaria de Estado publicó su informe sobre Derechos Humanos en el que condena a países como Venezuela y Cuba. Ninguno de los países que son observados en dicho informe es vital para el plan de rescate de Barack Obama.
La línea divisoria entre lo ético y lo necesario parece haberse roto, donde se deja “por un momento de lado” la lucha por tener un mundo con mayor equidad, libertad e igualdad entre los seres humanos.
Podríamos preguntarnos: ¿las sucesivas crisis que se avecinan llevarán a mayor cantidad de población en el mundo a ser vulnerada en sus derechos civiles básicos sólo por vivir en países que son imprescindibles para la economía estadounidense? Existe un lamentable sí rondando por nuestras mentes.
Lo triste y preocupante de esta situación es que estimo que esta conducta será copiada en breve por los aliados de Estados Unidos y llegará a convertirse en una práctica global de los países industrializados para hacer menos profundos los efectos de la crisis económica mundial.
Los gobernantes y gobernados no debemos perder de vista en ningún momento que estamos para garantizar los derechos individuales y colectivos de los seres humanos independientemente de cuán profundas sean las adversidades económicas que tengamos que enfrentar.