Las estrategias complementarias plasmadas por el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial (BM) para el período postcrisis mundial van desde atención a países pobres, Estados frágiles, países de ingreso mediano, bienes públicos mundiales, mundo árabe, conocimiento y aprendizaje por parte del BM y el consejo de que el activo papel del Estado en la economía hasta que se logre la estabilidad financiera y la recuperación de la demanda privada aconsejado por el FMI nos muestran que la estabilidad de la economía mundial descansará ya no en la expansión desenfrenada del consumo sino por lo visto en la expansión de economías emergentes que están logrando un tránsito efectivo de modelos exportadores a otros basados en la expansión de la demanda interna complementada por el rebrote de posturas neokeynesianistas que propician una política fiscal cada vez más activa.
Se espera que para el siglo XXI las entidades reguladoras funcionen más eficientemente para evitar nuevos colapsos tanto económicos como financieros.
Esto nos muestra que pese a todas las posturas antagónicas que pudiesen existir contra el FMI y el BM, éstos tienen la facilidad de moverse primero y replantear sus posiciones cosechando los frutos de la recuperación mundial para sí mismo, cuando muchos de sus “consejos” crearon el caldo de cultivo para la crisis que poco a poco se va volviendo historia.