viernes, 7 de enero de 2011

¿Ajustes al precio de la gasolina? ¡Nunca!

Esperar a que los movimientos sociales den visto bueno al gobierno para que suba vertiginosamente el precio de los hidrocarburos líquidos es pensar en imposibles, ya que nadie en su sano juicio aceptará incrementar el precio de los bienes y servicios que consume; claro, salvo aquellos que salen beneficiados con dicha medida.
Se ha dicho que ahora se consultará a los movimientos sociales para que determinen cuándo será el momento oportuno para subir los precios de la gasolina y el diesel, sin embargo, no se hizo lo mismo cuando se tomó la decisión de incrementarlos. Esa incoherencia incomoda a quienes no formamos parte de los llamados movimientos sociales.
El gobierno por lo visto está renunciando a controlar efectivamente el contrabando de la gasolina y el diesel, está ‘autorizando’ a que los entes del Estado cumplan sus deberes constitucionales. En ese sentido es menester cambios en las cúpulas del Ministerio de Hidrocarburos, Ministerio de Economía y Finanzas, Aduana Nacional y también en Y.P.F.B., ya que es allí donde principalmente se da la ineficiencia operativa.
Sin embargo, hay salidas que el gobierno conoce y no las aplica. Impuestos Nacionales realizó 6.244 intervenciones en los últimos tres meses a locales comerciales y negocios obligados a facturar y que no lo estaban haciendo. Sin embargo, qué sucede con aquellos negocios inscritos en Régimen Simplificado y que deberían estar en el Régimen General emitiendo factura.
En el período 2006-2009 el Régimen Simplificado solo aportó con 37 millones de Bs, representando en términos promedio apenas el 0,29% de las recaudaciones por concepto del IVA; inclusive inferior a la participación porcentual de dicho régimen entre los años 1996-2005 que alcanzaba al 0,47%. Todos sabemos y el gobierno también lo sabe que allí tiene una veta de oro para incrementar las recaudaciones tributarias y sólo por cálculo político no toma decisiones tendientes a incrementar realmente las recaudaciones tributarias, ya que es más cómodo cobrar impuestos a los sectores formales de la economía.
Renunciar implícitamente a disminuir el contrabando y ampliar el universo de contribuyentes supone jugarse por una continua subvención a la gasolina generando presiones hacia el déficit fiscal, que como sabemos es aminorado vía endeudamiento interno a través de la utilización del dinero de quienes aportamos para nuestra jubilación o disminución adicional a las Reservas Internacionales del Banco Central de Bolivia, que aunque están elevadas, han dado señales de ralentización en su crecimiento. El BCB acaba de desembolsar casi 225 millones de Bs para YPFB, de un total de 1.000 millones de dólares, sin embargo, se nos dice en comunicados oficiales que la plata del ‘gasolinazo’ era para financiar las operaciones de YPFB; a leguas se observa ineficiencia.
Viendo estas incoherencias en el manejo de la política económica es que la población boliviana manifestará continuamente su rechazo a subidas bruscas del precio de hidrocarburos, porque siente que es irrespetada, no consultada y simplemente utilizada como medio para conseguir mayores niveles de recaudación tributaria tendientes a esconder las incapacidades de las políticas hidrocarburíferas e impositivas.

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